La malaquita es un mineral perteneciente al grupo de los carbonatos, pero es un 57% de cobre. Se le llama así por su color, ya que su nombre viene del griego: malaqh, o malva. Se utilizaba como colorante y hoy día es una piedra semipreciosa y una fuente natural de cobre. Hay yacimientos de malaquita esparcidos por todo el planeta. Desde Colombia, Estados Unidos, Sudáfrica, Rusia o Hungría, entre otros. Suele encontrarse cercanos a yacimientos de azurita.
La malaquita cristaliza en su evolución. Tiene diferentes tonalidades de verde que varían en función de cada piedra, lo que la hace más especial. Es una piedra considerada “de transformación”, porque no hay dos malaquitas iguales. Cada una evoluciona en función de la tierra, el clima, o la cercanía con otras piedras, y cada una tiene una cristalización y unos tonos diferentes. Se le atribuyen propiedades sanatorias y transformadora desde hace siglos. Antiguas civilizaciones lo utilizaban como remedio a dolencias y enfermedades. Por ejemplo, las mujeres embarazadas de la antigua Roma llevaban colgadas malaquitas para prevenir los dolores propios de ese estado. Sin embargo, solo debe utilizarse de forma exterior y pulido, ya que es una piedra tóxica, por lo que no debe lamerse, ni respirar el polvo que suelta.
Siempre se ha considerado una piedra poderosa, hasta el punto que se han encontrado restos en los ropajes de los faraones del antiguo Egipto. Otra de las propiedades que siempre ha tenido la malaquita es como talismán para mejorar la vista del que la porta. Amplía su campo visual, y sus vibraciones estimulan el nervio óptico, por lo que resuelve muchas afecciones oculares. También se ha utilizado desde hace años como piedra del sueño. Se trata de una piedra que ayuda a dormir y a liberar de las posibles pesadillas que una persona tenga. Para ello, se debe colocar bajo la almohada.
Es una piedra poderosa, capaz de estabilizar los chakras, y equilibrar las emociones, por lo que es una piedra excelente para utilizar en rituales de purificación y contra el mal de ojo. La malaquita tiene el poder de ordenar los desequilibrios emocionales, así como apaciguar situaciones de estrés, de crisis o, incluso envidias. Se puede utilizar como amuleto de manera que equilibre las energías en todo momento, y la persona que lo lleva esté siempre “a salvo” de las malas vibraciones. Tiene la capacidad de ayudar a la persona que realiza un ritual con ella o la lleva como talismán a tomar las mejores decisiones, ya que las vibraciones siempre son positivas y canaliza las malas.
La malaquita libera las emociones, es capaz de dejar fluir los sentimientos y desarrolla la empatía en la persona que la porta. Libera de las represiones y da fuerza para enfrentarse a situaciones complicadas o comprometidas. Es especialmente poderosa en situaciones de represión sexual, por lo que se utiliza mucho en rituales relacionados con la mejora de la vida sexual, el erotismo o la falta de lívido, para recuperarla.
La malaquita es una piedra con mucho poder, que ayuda a estabilizar y equilibrar, pero también a conseguir lo que las personas se propongan. También es una piedra protectora, y es bueno llevar una consigo y utilizarla en rituales.
La malaquita cristaliza en su evolución. Tiene diferentes tonalidades de verde que varían en función de cada piedra, lo que la hace más especial. Es una piedra considerada “de transformación”, porque no hay dos malaquitas iguales. Cada una evoluciona en función de la tierra, el clima, o la cercanía con otras piedras, y cada una tiene una cristalización y unos tonos diferentes. Se le atribuyen propiedades sanatorias y transformadora desde hace siglos. Antiguas civilizaciones lo utilizaban como remedio a dolencias y enfermedades. Por ejemplo, las mujeres embarazadas de la antigua Roma llevaban colgadas malaquitas para prevenir los dolores propios de ese estado. Sin embargo, solo debe utilizarse de forma exterior y pulido, ya que es una piedra tóxica, por lo que no debe lamerse, ni respirar el polvo que suelta.
Siempre se ha considerado una piedra poderosa, hasta el punto que se han encontrado restos en los ropajes de los faraones del antiguo Egipto. Otra de las propiedades que siempre ha tenido la malaquita es como talismán para mejorar la vista del que la porta. Amplía su campo visual, y sus vibraciones estimulan el nervio óptico, por lo que resuelve muchas afecciones oculares. También se ha utilizado desde hace años como piedra del sueño. Se trata de una piedra que ayuda a dormir y a liberar de las posibles pesadillas que una persona tenga. Para ello, se debe colocar bajo la almohada.
Es una piedra poderosa, capaz de estabilizar los chakras, y equilibrar las emociones, por lo que es una piedra excelente para utilizar en rituales de purificación y contra el mal de ojo. La malaquita tiene el poder de ordenar los desequilibrios emocionales, así como apaciguar situaciones de estrés, de crisis o, incluso envidias. Se puede utilizar como amuleto de manera que equilibre las energías en todo momento, y la persona que lo lleva esté siempre “a salvo” de las malas vibraciones. Tiene la capacidad de ayudar a la persona que realiza un ritual con ella o la lleva como talismán a tomar las mejores decisiones, ya que las vibraciones siempre son positivas y canaliza las malas.
La malaquita libera las emociones, es capaz de dejar fluir los sentimientos y desarrolla la empatía en la persona que la porta. Libera de las represiones y da fuerza para enfrentarse a situaciones complicadas o comprometidas. Es especialmente poderosa en situaciones de represión sexual, por lo que se utiliza mucho en rituales relacionados con la mejora de la vida sexual, el erotismo o la falta de lívido, para recuperarla.
La malaquita es una piedra con mucho poder, que ayuda a estabilizar y equilibrar, pero también a conseguir lo que las personas se propongan. También es una piedra protectora, y es bueno llevar una consigo y utilizarla en rituales.
