La
Sibila es una mujer inspirada por los dioses que, según los antiguos, tenía el
poder de predecir el futuro.
En
su origen, Sibila era el nombre una muchacha que se encontraba en las leyendas
que contaba con el don de la profecía, pasando a designar posteriormente a
todas las profetisas. Este sistema de adivinación, originario en la cultura de
la antigua Grecia, se extendió posteriormente a Roma.
Se
cree que Sibila fue el nombre de una vidente de Marpeso, localidad cercana a
Troya, que expresaba sus oráculos en forma de acertijos, escribiéndolos en
hojas de planta. Como hemos indicando anteriormente, sibila se convirtió en un
término genérico, aplicado a distintas profetisas, especialmente aquellas que
se encontraban inspiradas por Apolo.
Las
sibilas más conocidas eran las de Eritras y Cumas. La sibila de Cumas, según la
leyenda, fue una mujer llamada Amalthaea que se escondía en una cueva en los
Campos Flegrei (Nápoles). Ella había sido joven y hermosa, con lo que atrajo al
dios Apolo, quien le ofreció un deseo a cambio de su virginidad. Tomando de su
mano un montón de polvo, Amalthaea pidió un año de vida por cada grano, pero
por desgracia olvidó pedirle también la eterna juventud. A medida que iba envejeciendo,
fue encogiéndose y resecándose hasta parecer una cigarra, entonces la metieron
en una pequeña jaula que colgaron en el tiemplo de Apolo en Cumas.